Durante los años 80, capos del narcotráfico como Pablo Escobar y los hermanos Rodríguez Orejuela invirtieron en equipos de fútbol argentino, destacando el América de Cali. Miguel Rodríguez Orejuela llegó a ser propietario del club a través de empresas fachada. A pesar de su captura en 1995, su influencia perduró, con más de 50 jugadores argentinos vinculados a él. El periodista Hernán Peláez recordó cómo el narcotráfico se entrelazó con el fútbol, mostrando el poder de los criminales en la época.
En los años 80, capos colombianos invirtieron en fútbol argentino, destacando el caso de América de Cali.
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