Aunque el índice de precios al consumidor (IPC) ha disminuido del 12,8% al 2,4%, muchos argentinos, como Lorena Cassero, no sienten el alivio en sus bolsillos. Los salarios no han aumentado al mismo ritmo que los precios, lo que ha llevado a un aumento en el endeudamiento y recortes en el consumo. La percepción de que los ingresos no alcanzan para cubrir los gastos básicos persiste, a pesar de que la inflación se ha desacelerado. La mayoría de la población siente que sus ingresos no crecen al mismo ritmo que la inflación, lo que genera un descontento generalizado.
A pesar de la baja inflación, muchos argentinos sienten que no llegan a fin de mes debido a salarios estancados y altos costos.
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