La transformación digital ha cambiado el panorama empresarial, pero el factor humano sigue siendo clave para el éxito. Los líderes tóxicos son un freno para el desarrollo y la innovación, generando desmotivación y un entorno negativo. Estos líderes son identificables por su microgestión y falta de empatía, lo que afecta la salud mental de los colaboradores y su productividad. La comunicación efectiva es fundamental para revertir las consecuencias del liderazgo tóxico y fomentar un ambiente de trabajo positivo. Recursos Humanos debe jugar un papel activo en identificar y gestionar estos comportamientos, promoviendo programas de capacitación y espacios de diálogo que ayuden a construir una cultura organizacional saludable.
Los líderes tóxicos erosionan la confianza y disminuyen la productividad, afectando el ambiente laboral.
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