En el sector de la hostelería, los trabajadores enfrentan críticas a menudo injustas. Recientemente, un cliente dejó una reseña negativa sobre un restaurante, centrándose en que la camarera no llevaba sujetador. El dueño del establecimiento respondió de manera contundente, sugiriendo que el comentario del cliente dice más sobre él que sobre su equipo. Afirmó que la camarera no infringió ninguna norma de vestimenta y la animó a sentirse libre de vestirse como desee, destacando que en el siglo XXI, tales observaciones son irrelevantes.
Un cliente criticó a una camarera por su vestimenta, el dueño respondió que dice más de él que de su equipo.
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