La dictadura de Nicaragua, dirigida por Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha mostrado un marcado descontento con Monseñor Rolando Álvarez, el obispo de Matagalpa, especialmente tras ciertos eventos que despertaron la ira de Murillo. Uno de esos momentos críticos ocurrió durante el ‘Diálogo Nacional’ en 2018, donde una gran medalla de San Benito, símbolo de exorcismos, fue vista como un claro desafío. Álvarez ha sido objeto de insultos y acusaciones por parte de Ortega y Murillo, quienes lo han responsabilizado de la situación en el país. A pesar de las amenazas, Álvarez continúa ejerciendo su influencia desde el exilio y es considerado un símbolo de resistencia contra el régimen.
La dictadura de Nicaragua arremete con furia contra Monseñor Álvarez debido a su liderazgo y los exorcismos que realiza.
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