El sistema político argentino atraviesa una crisis severa que se refleja en la aparente fragilidad del gobierno de Javier Milei, quien, a pesar de las debilidades, parece mantener el control. A lo largo de los años, el peronismo ha perdido su rumbo, lo que ha permitido la irrupción de fenómenos como el ‘partidismo negativo’, donde los ciudadanos votan más impulsados por el rechazo que por la simpatía. Esto culmina en un panorama incierto donde las alianzas son frágiles y el apoyo a Milei se basa en temores y contradicciones dentro del mismo gobierno, cuyo enfoque en las ‘batallas culturales’ no oculta la crisis económica y social que se vive en el país.
El sistema político argentino enfrenta una crisis profunda y miles de contradicciones.
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